No todas las anécdotas son graciosas aunque sí curiosas. Ésta que cuento más que desagradable fue decepcionante. Recuerdo que fue allá por 1995, recien llegado yo a la Cadena Ser, cuando a una compañera le pidieron que entrevistase a Michael Robinson. Era una cena benéfica, y allí estabamos Cristina Ramos (compañera encargada de hacer la entrevista) y yo. El ex-fútbolista inglés cenando jústamente en la mesa de al lado. Esperamos que terminase su comida, y justo cuando se marchaba me dice la compañera que me acercase yo al comentarista, ya que al ser yo de deportes, éste nos haría más caso. Cúal fue mi sorpresa que al acercarme y decirle que era compañero suyo en la Cadena Ser y que queríamos hacerle una entrevista, me contesta "me da igual que seas de la Ser, no voy ha hacer ninguna entrevista y no me hagas perder más tiempo del que llevo perdido contigo". Esto es lo que el ojo del oyente o televidente no ve cuando sale algún famosillo con una sonrisa de oreja a oreja y los bolsillos bien llenos de las antiguas pesetas, ahora euros, claro.
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