Un entrenador de fútbol es algo más que el que prepara a su equipo para un enfrentamiento o decide que once jugadores han de estar sobre un terreno de juego. Un entrenador ha de ser como un padre para un jugador, pero sobre todo un psicólogo cuando las cosas no van tan bien.
Recuerdo una pregunta que hice a José Luís Burgueña, antiguo entrenador del extinto C.D. Estepona, donde le comenté que dónde está el psicólogo de los entrenadores. Burgueña me miró y no supo contestarme.
Días más tarde, me cogió en un entrenamiento, y me dijo, "mira, en mi vida me he tenido que comer muchos marrones, los porteros de fútbol siempre son a los que nos meten los goles. Nosotros no hacemos ninguno. Pero lo de un banquillo no se puede comparar a nada, y más cuando la situación deportiva y económica no es buena. Y a tu pregunta, no, los entrenadores no tenemos psicólogos".
Pero me dio pena ver a un hombre, en un banquillo, sólo, con un equipo derrotado y sin saber qué poder hacer, y sin nada que transmitir a unos jugadores.
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