En este deporte tan injusto del fútbol, hay veces donde la mano mitológica de Astrea pone orden en este juego y da honor a su nombre.
Después de partirte el pecho con tus equipos, después de partirte el pecho con tu Selección, después de partirte el pecho por tu pais, ayer conseguistes algo únicamente destinado para elegidos.
Ayer, en el último momento de tu carrera, saboreastes las mieles de conseguir un gol para tu país en un Mundial.
Dios es justo, Dios es Diego y Diego te dío la oportunidad. Enhorabuena Martín Palermo.
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