Con toda la cautela del Mundo, y el profundo respeto a Paraguay, las vibraciones que uno tiene en este Mundial son diferentes.
Las ilusiones que siempre hemos puesto en las grandes competiciones son las mismas. Desde España 82 siempre hemos soñado con algo grande (pasar de cuartos), y siempre ha habido algo que lo ha impedido.
Pero este Mundial es diferente. Se podrá ganar o no. Se podrá pasar de cuartos o no. Pero algo a cambiado en el fútbol patrio.
Hasta hace años, el balompié en España era cuestión de clubes, y extranjeros que llegaban a nuestro país a triunfar. Ahora son los españoles los que emigramos.
Hasta hace años, el aficionado le importaba el Madrid, el Barcelona o el Valladolid, antes que la Selección. Ahora como un Tifosi, o un argentino, la gente vibra con este EQUIPO. No hay edificio que no esté engalanado con la Bandera Nacional (los comercios chinos se están poniendo las botas).
Este equipo nos tiene enamorado. Se puede jugar mal (porque se puede). Se puede perder. Es cierto que no se está bien físicamente (al igual que el resto de Selecciones europeas), pero tocando, es una delicia ver jugar a este equipo.
La seguridad de tener a uno de los mejores porteros del mundo. La Furia Española representada en los dos laterales. La tranquilidad de Puyol y la reencarnación de Beckembauer. Esos locos bajitos en el centro del campo, con ese Xavi que tiene más cerebro que cuerpo. Y los Killer, lo que siempre le faltó a España, los matadores del área, el referente, el estilete. Amén del apoyo incondicional del banquillo, con un Pepe Reina y un talismán Marchena animando en todo momento.
Alemania 1974 quedó marcada por una imagen, la gorra del seleccionador alemán Helmut Schön. ¿Pasará a la historia el bigote de Del Bosque? Ojala.
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