El sábado por la mañana, estando hablando con Agustín Olalla (compañero de profesión) y con Juan Carlos Piñero (golfista y hermano del gran Manolo Piñero); me comunican a través del movil de que un hombre bueno se nos ha ido para siempre.
La vida de este hombre siempre fue complicada, por no decir difícil. Con 8 años se quedó sin padre, y en plena postguerra se tuvo que poner a trabajar para mantener a una famila, ya que su madre era ciega. Luego tras años de trabajo consiguió formar una familia y vivir sin muchas comodidades, pero también si muchos apuros. Cuando más le sonreía la vida, ésta le dió un mazazo definitivo.
El sábado, este buen hombre nos dejaba para siempre. D.E.P.
.- Por cierto, este hombre es mi padre.